Tras pasar la mayor parte
de su vida en la cárcel, una mujer se juega su liberación en la última
entrevista con la funcionaria de prisiones que debe informar sobre su caso.
Este es el argumento de La Anarquista.
Fotografia de Begoña Sánchez
Toda la obra es
completamente textual. La obra no es más que un duelo dialectico en el que cada
“bando”, encarnado por cada uno de los personajes expone sus ideas. ¿Y cómo se consigue que este “discurso
político” enganche, mantenga al público siempre expectante y que no baje la
guardia en ningún momento? con una dirección y dos actrices realmente
buenas. Aunque tengo que decir, que a
pesar de que ambas interpretaciones son envidiables, yo me quedo con Magüi Mira
(Cathy, la anarquista presa), pero esto ya es gusto personal.
No se veía ningún tipo de
matiz o movimiento marcado, no porque no los hubiera, sino porque las dos
actrices los integraban en la acción y lo justificaban con su personaje y
realmente ese es el trabajo del actor.
Tambien tengo que comentar
el acierto que ha sido poner esta obra en la sala pequeña del Español con una simple mesa para la escenografía; de atrezzo, libros y que el público vea de
cerca la historia y les salpique. Todos los derechos reservados: Abel García©