Fotografia de José M. Sánchez
Entras en la sala, oscura
de por sí, con sólo una luz muy tenue, lo justo para que los espectadores se acomoden
en sus asientos, en escena, una sala diáfana rodeada de butacas por los cuatro costados, tres actores encerrados en una especie de rejilla de malla miran como la gente se
sienta, y entonces aparece como de la nada una persona más. Así entras en el ambiente
de esta obra y te prepara para todo lo que te espera a continuación. Una obra totalmente
sobrecogedora que me mantuvo en una tensión constante (varias veces me encontré
con los puños apretados).
“En un país de África
Occidental, entre Senegal y Nigeria, una construcción de obras públicas de una
multinacional extranjera. Un hombre llega reclamando el cuerpo de su hermano
muerto en la obra, no se moverá hasta tenerlo de vuelta”. Éste es el argumento,
que queda completamente al descubierto en los 5 primeros minutos. A partir de
ahí todo un desarrollo, y más de lo que cada uno se pueda imaginar. Una obra de las que no se sabe si están hechas
para hacer pensar o para sentir, porque es tan densa, que cuando sales no
puedes hacer ni lo uno ni lo otro, aún estas demasiado embobado con lo que ha
pasado, has sentido y pensado.
Si me preguntaran qué
destacar de esta obra, simplemente respondería todo. Cada elemento formaba un
conjunto, un TODO que era imposible de separar. No puedo destacar el texto
porque de nada habría valido sin el trabajo de interpretación, tampoco a los actores porque no habrían destacado sin la ambientación adecuada, y la
ambientación no sería tampoco lo mismo en otra sala.
Si alguien está
interesado en ir a verla aún queda un fin de semana: 24 y 25 de noviembre. Teneis más detalles en la página:
http://replikateatro.com/replika/2012/08/combate-de-negro-y-de-perros-koltes/
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