Y esta vez el Festival de
Paladio de arte y discapacidad del que ya hablamos en el artículo anterior ha
finalizado con algo de música.
¿Quién dijo que las
personas sordas no podían disfrutar de la música? Dale al aire, nos trajo una
propuesta para hacer accesible la música a todo el mundo.
Se trata de un grupo de
flamenco/fusión que cuenta entre sus miembros con una intérprete de signos que
va traduciendo la letra de las canciones. Para mí es algo completamente nuevo
que me ha sorprendido muy gratamente, como seguramente ocurriera con la mayoría
de los segovianos ya que es la primera vez que se hace en Segovia un
espectáculo accesible. Y desde luego éste no era un espectáculo cualquiera. Dos
maravillosas voces femeninas (y mención especial para la segunda voz que era
todo un deleite cada vez que sonaba) dos buenísimos guitarristas, un cajón
flamenco y la intérprete que no solo traducía sino que estoy seguro que hacía
sentir la música a aquellos que no podían escucharla con su bonita y sutil
forma de moverse.
Despertar de los sentidos es una compañía que trabaja con chicos y chicas con síndrome de Down. A través de la música y la danza juegan con los sentidos del espectador para provocar sentimientos. Pero no sólo con el oído y la vista sino también con el tacto usando las texturas. La música les sirve para crear otra realidad y transportar a ella al espectador.
Pero como todo artista sabe esto es imposible si no se transporta el actor/bailarín primero y esto es lo que hacen los chicos y chicas de esta compañía. De esta forma crean un espectáculo muy visual. Aquí la capacidad (la de sentir, bailar, transportar y ser transportado...) deja a un lado a la discapacidad, y dejan muy patente una cosa: estos chicos son verdaderos artistas que nada tienen que envidiar a otros bailarines o actores.
El domingo pudimos disfrutar del trabajo de los chicos de Paladio Arte, con diferentes discapacidades físicas o mentales.Como siempre dirigidos por Patricio Liras nos hicieron a través de los versos de diferentes poetas como Gloria Fuertes, Antonio Machado, Unamuno o Rafael Alberti un viaje por la vida, que irónicamente empezó en la muerte, como algo indispensable para que exista aquella. Pero estando en un teatro, un recital de poesía no podía ser solamente oído y se acompañó ese viaje con elementos visuales que incrementan el simbolismo de los poemas. En el escenario estaban siempre presentes el fuego, un reloj y una calavera que observaba sin pestañear al público y a los actores convertidos por unos instantes en el propio poeta.