INFINITO

Ayer estuve viendo en la sala de teatro Nave 73 "Infinito". Un espectáculo que hace el bailarín Rafa Ibañez y su perro Circo.

Tras verla he estado un rato en el debate interno de si me ha gustado o no. De si lo que ha hecho es arte. Pero la verdad es que me ha encantado porque consistió en la destrucción del arte. La destrucción de aquello que yo siempre he defendido (y sigo defendiendo) de que el escenario es sagrado. El espectáculo es en gran parte improvisado, y no es absolutamente nada de lo que uno espera encontrarse cuando va al teatro. Se podría decir que durante toda la hora se dedica solo a rellenar tiempo. Pero haciendo reír. De repente va y pide una pizza. Y luego contrata una stripper que le hace un striptease al perro.

He aquí mi debate interno. Es justo lo que otro día en otras circunstancias quizá me podría haber hecho salir indignadísimo con lo que he visto. Es lo que habría hecho enfurecer a cualquier purista, y podríamos pasarnos horas discutiendo sobre el significado de "arte", sobre si uno puede llegar a un escenario simplemente para pasar el rato. Pero la verdad, y eso no se puede negar ni lo podría negar ningún purista, es que nos hizo pasar a todos los que estábamos allí una hora agradable, de las que pasan sin que te des cuenta, riendo y pensando a cada rato "¿qué locura es esta?". Por tanto mi conclusión es: dejemos las discusiones sobre arte para otro momento. "¿Te ha hecho pasar un buen rato?" "Sí" "Pues quédate con eso y date con un canto en los dientes" Disfrutemos por un momento de la destrucción de todo eso que siempre hemos defendido con uñas y dientes y riámonos de ello. Verás que mañana el mundo seguirá igual y el arte en el mismo sitio (sea el que sea). Incluso entrando en la discusión sobre el arte, un discurso muy defendido es el de que el objetivo del arte es no dejar nunca indiferente. Puede gustar o no gustar, que se entienda o que no, pero si provoca algo en la gente, sea bueno o malo, has triunfado. Según este discurso esto es arte del mismo modo que lo que hacía Shakespeare. Y no me negarán que si aquello que te provoca es algo bueno, mejor. Y risa y desconcierto fue la impresión general del público, por tanto mejor imposible.


Para terminar he de repetir que lleva mucha improvisación, así que si alguien decide ir, puede que lo que encuentre no tenga nada que ver con lo que vi yo. Pero lo que está claro es que os sorprenderá.